Terapia orofacial
Terapia orofacial como preparación al abordaje de los trastornos
de la alimentación y lenguaje. Programa de prevención de las
alteraciones maxilofaciales.
(impartida por Patricia Murciego Rubio)
El otro día asistí a una charla muy interesante , de la que os voy a hacer un pequeño resumen.
En esta charla, a través de los estudios ya publicados sobre
prevención, realizados desde salud dental, en algunos casos, o de la
unidad de estomatología, o desde pediatría, y completando ese análisis
con las teorias de desarrollo maxilofacial, de varios autores, como la
Moss (teoría de la matriz funcional), u otros que defienden que el
crecimiento óseo depende del desarrollo de la musculatura., se llega a
una conclusión importantísima:
SI LA FUNCIÓN DEL MÚSCULO NO ES CORRECTA, SE ALTERA Y SE PRODUCE EL DESPLAZAMIENTO DEL HUESO.
ES DECIR, QUE LA ALTERACIÓN FUNCIONAL, PRODUCE UNA ALTERACIÓN
ESTRUCTURAL, QUE SI NO SE CORRIGEN, DERIVA EN UNA MAYOR ALTERACIÓN
FUNCIONAL CADA VEZ.
Dicho en otras palabras, el hábito de succión prolongado del
chupete o del biberón más allá de la edad considerada evolutiva-normal,
predispone la aparición de disfunciones orofaciales y deformaciones en
la mordida. Estas alteraciones pueden manifestarse mediante los
siguientes signos y síntomas: mordida abierta o cruzada; incompetencia
labial; respiración oral; babeo diurno y/o nocturno; deglución atípica;
alteraciones en la articulación de los fonemas, entre otros.
Recordemos que un objeto extraño en la boca modificará la postura
de la lengua, la que se posicionará baja, adelantada o interdentalizada
(entre los dientes). También sabemos que una función alterada (ej: la
deglutoria) creará una reacción en cadena que conducirá al desequilibrio
del S.E., aunque estas disfunciones estarán vinculadas a la siguiente
tríada: frecuencia, intensidad y duración del hábito lesivo. Obviamente,
el factor tiempo marcará la diferencia entre una alteración reversible
(una vez eliminado el estímulo) y otra que requiera la intervención de
ortodoncia y logopedia, por las consecuencias derivadas del hábito de
succión.
Deglución, con la que se consigue aprender a colocar la lengua, para poder realizar una deglución correcta
Masticación, no se aprende hasta que se da el desarrollo
maxilofacial, pero en cuanto se puede hay que empezar a ejercitarlo y no
retrasarlo, (con la ingesta excesiva de purés y papillas.)
Habla y/o fonación: el desarrollo del lenguaje, la voz, el sonido, la articulación y el ritmo
Respiración: hacer especial hincapié en la respiración bucal, que
hace que el desarrollo de la musculatura de la cara y mandíbula sea
pobre y sin tonicidad.
Si no se trabajan para corregirlas, desde el principio (desde 0
meses se puede empezar ya a trabajar), terminan produciendo alteraciones
en los huesos, es decir, la mandíbula y como consecuencia los dientes,
paladar…
Habitos deformantes más comunes:
Succión del chupete, más allá de los dos años.
Respiración por la boca.
Interposición de la lengua entre los dientes al deglutir, o tragar.
¿Cómo PREVENIR?
Con una buena evaluación , desde edades tempranas, estos problemas
pueden prevenirse y evitar alteraciones más complejas en edades
posteriores.
El logopeda , que siempre debe estar coordinado con otros especialistas,
como el odontólogo y /o el cirujano maxilofacial, el pediatra,
otorrino..y realizará una evaluación en la que tendrá en cuenta, el
entorno familiar y hábitos, valorará estructuralmente todos lo órganos
implicados, la sensibilidad de los mismos, el tono muscular, la
movilidad general y de los músculos de expresión, y masticación
(evaluación de los pares craneales : nervio facial), además de todas las
funciones orofaciales que ya hemos descrito: respiración, succión,
deglución, masticación, fonación..
Conclusiones
Los malos hábitos , se traducen en alteraciones en las estructuras
(por ejemplo alteraciones de la mordida).
Con un tratamiento precoz de las alteraciones de las funciones
orofaciales, se favorece un funcionamiento correcto de las mismas y se
evitan problemas mayores en el futuro, que es en lo que terminarán si no
se corrigen.
Donde ya tendrá que intervenir el odontólogo o el cirujano maxilofacial,
entre otros.